Hace un tiempo que ya suena ridículo el Post-neo-trans. Con ello me refiero a la torturante asiduidad con la que usamos estos términos para prácticamente cualquier cosa aspirante a decir algo novedoso y chachi. En realidad, las teorías "post-neo-transianas" son tan buenas o malas, tan nuevas o repetitivas como todas las demás. Pero lo que verdaderamente me irrita es la instauración de una retórica tan mediocre y pretenciosa al mismo tiempo, que estamos obligados a usar si queremos publicar y ser aceptados en congresos. Así que, aunque sólo sea por esto, Antropotúrmica ya es más que Posthumanismo.
Riéndome de estas cosas, ayer iba diciendo que el Posthumanismo es una cuestión de postizos (salve Cindy Clear). A diferencia de la tendencia de nombre Transhumanismo, que es más de hacer cartas de derechos civiles para los ordenadores, el Posthumanismo me resulta un modesto andar a vueltas con la transformación corporal y la biopolítica. He de reconocer que la cosa corporal no me ha interesado nunca gran cosa (para desesperación de mis amigas, que me quieren y se preocupan), y tal vez sea por eso, pero no veo en qué cambia el pensamiento humanista una reflexión sobre inflarse a hormonas o ponerse gafas con GPS. La hominización ha sido un largo camino hasta el descubrimiento del poder del Bótox y las lentillas desechables, eso es así, y de verdad que no sé lo que tiene de posthumano.
Con saña cicatera voy a decir que algo más de lectura antropológica no le vendría mal a algunos post-neo-transianos. Concretamente estoy pensando en las estéticas corporales de los clanes totémicos, por referir una imagen común.Pero también pienso en toda la literatura etnológica sobre el "personhood" y lo que esto nos puede decir también para imaginar lo futuros paradigmas de investigación. Y es que, como saben todos los antropólogos, lo que es nuevo para nosotros está muy visto en otros lares. Y creo que un sentido provinciano de lo humano (más cierta falta de imaginación) están dando lugar a un sentido torpe de lo posthumano.
Recuerdo una endiablada conversación con el profesor Ricardo Putti, poshumanista fascinado con la aparatología en general. Consiguió convencerme de que podía haber algo realmente posterior a lo humano hablando de nanoimplantes cerebrales que permitirían disparar las capacidades perceptivas y cognitivas. Él imaginaba cerebros procesando a la velocidad de los extraterrestres en las pelis, telekinesia, telepatía... ¿Telepatía? Pues no sé si es un chollo tener el Facebook instalado en el lóbulo frontal, a mi me da un poco de agobio, pero ciertamente da para pensar...
Sin embargo, lo que me parece realmente interesante es lo que va a empezar a pasar el día en que las máquinas usen órganos humanos para mejorar su rendimiento y no al revés. Sí, queridos. El desarrollo tecnológico funciona en las dos direcciones y un cyborg es un ser indiferentemente orgánico y cibernetico, no importa si es cocinero antes que fraile o al revés. Así que, en mi opinión, el mundo posterior a los humanos no tendrá tanto que ver con "unidades de carbono" echas un ecce homo de implantacos, sino con la indiferenciación cultural entre humanos y máquinas. Y no pienso en mutantes guaperas ni en androides clónicos. Transhumano (y no post-humano) sería un mundo en el que los ordenadores de mesa tuvieran derechos civiles.
Mientras tanto, usar el término cyborg, como lo usan los posthumanistas, para hablar de identidades de género atrapadas en cuerpos tales o cuales, o para hablar de otros dualismos mente-cuerpo me parece metafórico, no posthumano, y desde luego no tiene nada de nuevo paradigma, por favor...
Sobre posthumanismo en este sentido pueden ver el número 45:3 de la revista Política y Sociedad (2008)
Y para celebrar la cultura de las Batidoras Multifunción Mutantes aquí os dejo este precioso video publicitario con un gran temazo antecesor del Turmix Culture. No os compreis el coche, no es posthumano.
3 Comentarios:
El primer epígrafe ya reconforta, porque acabo de ver lo que significa transhumanismo, y posthumanismo; y es que no me pone; pero nada, nada.
En el segundo epígrafe, lo de la hominización, yo creo que la hominización dispara con escopeta, como la evolución, y algún perdigón se ha clavado en el Botox, como alguno se ha clavado en los ultra-sur del realmadrid (todojunto)o en los habitantes de una carcel de Arcansas.
Respecto al tercer epígrafe solo tengo que añadir, que lo posthumano es tan humano, como el alcalde de mi pueblo, mi tía Juana, y el cura de mi barrio (los tres son humanos, pero culturalmente antipódicos).
Al psthumanista Putti, que sí, que tambien tiene razón que los nanoimplantes (concretamente los de los factores de crecimiento plaquetarios) van a mejorar el soporte vital (o sea, su propio cuerpo)de los que quieran pensar y donar sus reflexiones a la posteridad (como mi suegro, contando las batallitas de su quinta).
El quinto epígrafe me ha dado tanta inquietud, que lo contestaré dias despues. Ahora me voy a hacer la comida.
Ana la de la Carpetana.
Suscribo totalmente todos tus párrafos!!! Y quisiera destacar especialmente una frase que consideraré de aquí en adelante un manifiesto teórico-epistemológico de la categoria "axioma del copón":
"Lo posthumano es tan humano como el alcalde de mi pueblo".
Si es que la verdad está ahí fuera, mira que lo dijo Mulder a Scully tela de veces...
"...Tal vez haya esperanza...".
A pesar de que la transhumanidad mas numerosa, no esté en la Complutense, sino en las audiencias de G.H., ó Sálvame por ejemplo,siempre habrá algún tiquismiquis, con tres idiomas o mas.
Estos son los individuos marginales, que molestan, incordian y que a veces solo a veces, les llaman a casa a medianoche (lo de los husos horarios es una pesadez), para decirles que tienen que hacerse un traje, con un lacito al cuello, e ir a Noruega a buscar un premio. Pero estos marginales tambien son aquellos que no tienen interes ni siquiera por G.H. o Salsa rosa, que un día le cortan el cuello a todos los individuos impares que entran en el portal de su casa.
Se salen por los lados de lo que Gauss decidió que era "normal".
Respecto a cualquier problema, veremos cuantos individuos devienen agrupados y cuantos se desvian de un comportamiento "normal".
¿Pero que pasa cuando lo "normal", es lo normatizado?, ¿Eh?.
Pues lo mismo, pero con un mayor grado de desviaciones.
Si esto no es positivismo, ¡por cienmil camellos egipcios!, que venga Dios y lo vea.
Ana la de la Carpetana.
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