Después de que el destino se vengara de mis risitas (y de tres días sin dormir preparando los programas de la asignatura más post-neo-trans del plan de estudios), he entrado en una especie de delirio positivista sin parangón. ¡¡Viva Carnap!! ¡¡Arriba Hempel!! Estoy fatal, naturalmente, pero ¿qué otra cosa puede uno hacer cuando los estudiantes confiesan ya un fervor denodado por la hermenéutica y dicen que la reflexividad es un paradigma? Morirse del susto, a ver. Hay que poner orden.
Cualquiera que me conozca sabrá que he pasado los mejores días de mi vida profesional antropologando sobre hermenéutica y afines, sí. Declaro firmemente mi convicción de que el conocimiento es interpretación y de que los modelos explicativos, la teoría fuerte, el materialismo y por supuesto los formalismos son variedades interpretativas. Porque a ningún antropólogo se le escapa que la ciencia o la filosofía son prácticas culturales entre otras posibles, y algunas otras son más fértiles para conocer según que cosas. No obstante mi propio credo hermenéutico, una cosa es esto y otra muy distinta decir majaderías contradictorias evocando metáforas sobre textos o desacreditar a Malinowski porque es burgués. Un poco de cabeza, hombre...
Como señala (siempre con acierto) Aurora González Echevarría en el que viene siendo la biblia de la epistemología antropológica española ("La construcción teórica en Antropología", ed. Anthropos), una forma consistente y fértil de hacer teoría es usar modelos heurísticos basados en metáforas, analogías y tropos de cualquier clase. De hecho, y como prueba de su eficacia, las muchas metáforas de Geertz sobre la cultura han proporcionado un horizonte imprescindible en la reflexión de los antropólogos de los últimos 40 años, que se dice pronto.Al mismo tiempo, cualquiera puede estar de acuerdo con Marshall Sahlins en que Malinowski y todo dios somos susceptibles de elaborar teorías que reflejan de una forma u otra nuestra posición en la sociedad. Pero ni la proliferación de metáforas por amor a la retórica, ni la teoría socialmente situada son por sí solas buenas ni malas. Todo depende de para qué se usen. Si las usas para contar tus andanzas por Marruecos sin contar una mierda de qué rayos hacen los marroquíes (Rabinow) no veo exactamente qué aporta el onanismo narrativo al conocimiento de la variabilidad cultural, que es a lo que nos dedicamos. Si las usas para decir que la pobreza es simbólica y relativa (Sahlins) no diré que no lo son, pero yo te ponía a cultivar patatas sin productos antiplagas a ver qué tal comeis ese año tú y tu familia, salao. Y como cuenta Reynoso, el bueno de Marshal no vive en una favela simbólica y relativa...
Pero más allá de para qué se usan las teorías, la majadería también afecta a la consistencia de lo que se propone en las evocativas propuestas teóricas. Mi chorrada favorita de esta clase está ni más ni menos que en el texto fundacional de la Antropología Hermenéutica, en "La descripción densa", que es un manantial de contradicciones de términos y de despropósitos teóricos, así como también de algunos aciertos sobresalientes. En la página 20 de la edición de Gedisa (supongo que la que todos tenemos en español), Geertz acusa a Kluckhohn de recoger en su famoso texto sobre la cultura un "desesperado" caudal de "símiles" de la cultura como ejemplo de dispersión teórica y eclecticismo contraproducente que el propio Geertz se propone disolver por fin proporcionando un concepto de cultura "más restringido, no enteramente estándar, que por lo menos sea internamente más coherente". Lo curioso del caso es que sus párrafos siguientes hayan sido de verdad considerados como un concepto más restringido y coherente que un desparrame de símiles... porque la cultura para Geertz es una "urdimbre" de "significaciones" "enigmáticas en su superficie" (20), además de un texto, una analogía de tocar un violín (25), de robar ovejas, de hacer guiños, un "puro sistema simbólico" (29) pero no la conducta (lo que creo que se contradice con el asunto de tocar violines y robar ovejas), a pesar de lo cual pretende hacer "inferencias clínicas". Así pues, no hay gran consistencia interna, el desparrame de símiles permanece intacto por el momento y el eclecticismo también.A lo que personalmente añado lo siguiente: si desde Boas (y no desde la descripción densa") está claro que "el ojo que ve es el ojo de la tradición", o sea, que los significados son la característica de la experiencia humana del mundo, no veo cómo es posible que un concepto semiótico de cultura sea más restringido en absolutamente ningún sentido. Es más, precisamente gracias al interpretativismo se consagra la idea de que la vida humana es una enorme red de significantes fuera de lo cual ¿qué hay? ¿qué parte de la cultura no es simbólica? ¿qué hemos restringido? Sea como sea, es mi opinión personal que los objetos genéricos de las disciplinas ("cultura", para nos) sufren una indeterminación a lo Heisenberg que dificulta su definición en la medida en que se muestran distintos dependiendo de la posición desde la que se les observa. Y desde dentro el bosque se presenta distinto a como se manifiesta al contemplarlo desde fuera, eso es así.
A pesar de estas críticas, y porque en el fondo yo he nacido ya en un mundo geertziano igual que he nacido en este idioma y en otras tradiciones por cuyos ojos ven los míos, rescataré mi frase favorita de este texto para mostrar que un concepto semiótico de la cultura no es algo perverso por si sólo ni tiene porqué desembocar en el onanismo retórico ni en un bucle reflexivo. Dice Geertz , a la sazón padre del post-neo-trans que te cagas:
"Debemos medir la validez de nuestras explicaciones (...) atendiendo al poder de la imaginación científica para ponernos en contacto con la vida de gnetes extrañas. Como dijo Thoreau, no vale la pena dar la vuelta al mundo para ir a contar los gatos que hay en Zanzíbar".
Y de acuerdo con esto siempre he pensado tampoco vale la pena dar la vuelta al mundo para contar que el significado de los gatos es el resultado post-popperiano de la reflexividad multisituada de tu persona en relación crítica con el objeto epistemológico de la retoricidad dialógica derivada de un día que fuiste a mear y viste un gato que pasaba, y pensaste: ¡oh!, ¡los gatos!, y comprendiste que la trama existencial del self dependía de la hermenéutica de redes y la teoría de juegos en el segundo Wittgenstein. Ni el Escándalo Sokal da para tanto, oiga.
En fin, un poco de orden, que termina una invocando a Carnap...
PD: Mi agradecimiento formal a Jesus S. por haber aportado a mi ya espeso vocabulario la maravillosa expresión "antropologando".
4 Comentarios:
A los antropotúrmicos: hay reflexiones entorno a la gelatina de kiwi y la hermeneutica:
Si yo dijera que somos simples grumos, agregados de partículas de protoplasma cósmico; habria varios niveles de agregación: el de las moléculas, orgánulos, organos y sistemas que constituyen un individuo; el de los grumos familiares, el de los grumos sociales y el de los suprasociales. La cultura formaría parte del pegamento, de la gelatina de tales orgánulos, e iría de menos a mas en los diferentes estadíos de agregación.
Pero las diferentes interpretaciones de la composición de la gelatina, podría ir en sentido inverso explicando "científicamente", lo que es el "adenosintrifosfato", hacia lo que es "Dios", o "la Trilateral", es mas, cuanto mas se aleja la hermeneutica del adenosintrifosfato y mas se acerca a Dios, los modelos interpretativos viran de científicos a filosóficos, sociológicos, metafísicos o teológicos. Y socialmente adquieren matices mas valorados en según que determinadas culturas.
A mi simpre me quedan grumos en la gelatina de kiwi, tendré que meter la bapitaurus.
Ana la de la Carpetana.
¿Interpretativismo=hermeneutica?
Antropología Interpretativa = Antropología Hermenéutica. Los términos tal y como aparecen en la pregunta (sin contexto específico) significan otra cosa...
MC
Yo creo que hemos categorizado desde cada uno de los idiomas en los que hemos nacido, el universo que nos rodea, cada uno de los hechos que somos capaces de reconocer está construido sobre significaciones aprehendidas, en el contexto cultural en el que hemos aprendido a pedir la comida, a llorar de miedo para ser consolados o reprendidos, a evitar la parte posterior de los animales que tiran coces, y la parte anterior de los animales que tiran bocados.
Dice Piaget que cada modo de representar el mundo lleva implícita la regla que dice lo que es aceptable y lo que es reprobable. Las formas de aprehensión estan dominadas por la expectativa, la actitud y la intención. La mayor parte de "las realidades" que percibimos tienen que ver con promesas, asociaciones, amenazas, estímulos, etc. Son realidades conformadas a través de las emociones.
Por otra parte dice Muezinguer, que la emoción reduce así mismo la captación de indicios que permitirian construir un razonamiento lógico (pero de este Muezinguer no me acabo de fiar, porque no creo que haya hecho mucho trabajo de campo; es más yo creo que lo único que hizo fueron experimentos con ratas).
Pero yo creo que la percepción de la realidad es filtrada, por un sistema de procesamiento que la selecciona, que dice lo que es aceptable y lo que no lo es, es más yo creo que la mayor parte de la realidad que pudiera pasar ante nuestros ojos no es procesada ya que es invisible a nuestro razonamiento.
También creo que se puede aumentar la eficacia cognitiva, a traves de la educación y el aprendizaje: se pueden aprender otras lenguas, y se pueden captar indicios de otras realidades a traves de una descripción densa.
Los usos más simples de la comunicación aparecen antes de que el lenguaje se haga sitio: pedir, señalar, protestar, etc., son acciones que se realizan mediante el gesto, antes incluso de que aparezca el lenguaje lexico-gramatical, que llega a complementar, ampliar y perfeccionar, el primer lenguaje gestual. Las relaciones primarias en el contexto de enculturación primitivo, dan significado a lo que los bebés hacen, creandose formatos de interacción, en la primera cultura que acoge a un individuo,
Bueno eso es lo que me parece.
Ana la de la Carpetana
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