Uno de esos textos que entran en los programas de casi todas las universidades que enseñan Antropología en nuestro país es el famoso "Irlandés de las Marismas" de Mary Douglas, de Símbolos Naturales, un ejemplo clásico donde los haya de teoría durkheimiana de la religión. Cada año tengo el gusto de ponerlo a parir en clase, porque aparte de un buen ejemplo de estructural-funcionalismo británico, es un ejemplo clásico de interpretación prejuiciosa del catolicismo. Y a los antropólogos que estudian en países católicos, conviene recordarles que el resto del mundo nos considera seres primitivos característicamente confundidos por el fetichismo de artilugios brillantes como los cálices, adoradores de un tipo que viste como una Prima Donna entrada en carnes (el papa de Roma), y necios tradicionalistas que creen en los tabúes alimentarios.
Como recordareis, en "El Irlandés de las Marismas", Douglas se toma el trabajo de intentar demostrarle al público protestante que esa cosa tan ridícula de no comer carne los viernes de cuaresma tiene en realidad de verdad una razón social de la que, por supuesto, los irlandeses que vivían en Londres no son plenamente conscientes. Aunque no sé por qué rayos no iban a serlo... En la época del texto, los curas católicos estaban intentando cambiar ésta y otras normas religiosas, pero a los católicos de a pie esto les tocaba las narices. Dice Douglas que el cariño del Bog Irish por la vigilia de carne venía de que les recordaba a su tierra, les reforzaba su identidad de migrantes, y otras cosas durkheimianas.
Hace un par de semanas visité las marismas, unas marismas, las de Connemara en el Condado de Galway. Eran verdaderamente impresionantes. Kilómetros y kilómetros de marismas, fiordos, lagos, ríos, arroyos. Ovejas y ovejas pastando. Caminos de pueblo, pueblos diminutos y pobres en los que la única señal de riqueza antigua (en forma de palacios) eran el testimonio de que los británicos allí eran soberanamente ricos y los irlandeses no. Me acordé de aquellos irlandeses de Londres que no sólo añoraban su tierra, sino que permanecían en la clase más baja de la sociedad urbana inglesa y aireaban su orgullo de subalternos a través de un recurso de movilización identitaria bastante frecuente, las diferencias rituales. Y no veo por qué rayos los propios irlandeses no iban a ser conscientes de algo así...
Caritativamente, Douglas explica que el tabú alimentario es una forma de continuidad ritual con la memoria religiosa, y que los intentos de los propios curas católicos por modernizar el católicismo eran un fracaso porque los curas, más tontos que los propios irlandeses, no veían esto. Caritativamente, Douglas insulta a todo Dios. Pero una de las cosas que nunca se quiere ver del catolicismo popular es el fuerte anticlericalismo que lo catacteriza. Aquí y en Irlanda.
Uno de los tópicos sobre los irlandeses es que son "muy religiosos". Es una expresión que me irrita un poco, pero bueno. Las marismas estaban llenas de virgencitas escondidas en piedras y árboles (creo que Inmaculadas en su mayoría). De algunos exvotos difíciles de reconocer en mitad de una aparente nada. Algunos sagrados corazones de jesús. Y algunas tiendas de suvenirs venden estatuillas, incluidas las de Padre Pio, el santo más popular italiano que aquí es poco conocido, pero allí tiene muchos devotos e incluso apariciones propias. Pero también tienen chistes de curas y monjas, quejas y quejas de la iglesia, algunas blasfemias (menos rudas que las nuestras) y las cosas usuales. Sin embargo, la historia católica del país tiene un ingrediente político que no existe en España, Italia o Portugal, y que se asemeja más a la historia religiosa polaca. Durante siglos han tenido leyes que prohibían ser propietarios de grandes terrenos, les prohibian tener rentas, hacer negocios e incluso votar. ¿Qué te parecería que por el hecho de estar bautizado no te dejaran votar? Bueno, algunos ya están pensando en hacer lo mismo a los musulmanes, que son "muy religiosos", y tienen tabúes alimentarios...
No hace falta ni salir del marco durheimiano para apreciar que la razón de los tabúes del Bog Irish y su resistencia al cambio religioso de los años sesenta no estaba la inercia tradicionalista esencial del católico, sino más bien la reacción popular a un cambio impuesto desde arriba (producto del Concilio Vaticano II), que venía a decirles que todo lo que habían hecho toda la vida, todo lo que los mismos curas les habían enseñados de pequeños, era una mierda pinchada en un palo.Es un conflicto típico y recurrente en la historia del catolicismo. Así que aquello era una forma de resistencia anticlerical, como sí supieron ver Susan Tax o Stanley Brandes en episodios parroquiales de la misma época en España.
Por último, este curso salió en clase un asunto del texto que se pierde totalmente en la traducción, pero que es el remate del tomate. "Bog Irish" (el título del texto: "irlandés de las marismas") es una expresión despectiva en inglés británico, no descriptiva. En slang, "bog" significa báter (bog-paper es el papel del baño), y más en general significa sitio asqueroso con agua. El título del texto alude a una forma habitual de referirse a los irlandeses en el Londres de los sesenta que no sólo significa "marismeños", significa algo así como "sucios irlandeses". Hay que joderse...
La marisma infinita en Connemara (Co. Galway)
El texto: "Irlandés de las Marismas"
El texto: "Irlandés de las Marismas"
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