Al cabo de un tiempo de empollar mucha teoría cognitiva llega un momento en que todo sabe a lo mismo. Ese es el momento de escribir. Resultado: una introducción inmensa y probablemente inútil. Un pórtico para vaciar el caos en coordenadas anteriores a las que se están creando ahora. Las introducciones son un poco inútiles para escribir artículos, pero son fundamentales para impregnarse de coherencia y no flotar sobre argumentos mal perjeñados.
Navego a la búsqueda del empirismo morganiano. Encuentro una introducción de Lisón Tolosana, un poco impertinente en general, pero pertinente para un propósito pelín absurdo como el mío. También me topo con una página que añado al ala de la nave, vieja conocida, vieja por conocer. Los archivos marxistas de internet. La mejor colección de textos marxistas sin duda. Y ahí está Morgan, Lewis Henry Morgan. [http://www.marxists.org/index.htm]
De paso me descargo El Origen de las Especies. Y ya que estoy visito los blogs que me gustan. Pero no puedo entrar al correo electrónico. Se produce una especie de cortocircuito mental, de estrés, de angustia, ante la idea de abrir el correo. En realidad, se produce ante casi cualquier apertura a la rutina. Este caos de pensar y escribir masiva y desordenadamente me alivia de los ponderables e inmponderables matices de una cotidianidad que estas semanas no existe. Es la antiestructura estructurante, la liminalidad necesaria.
Pero tengo que planificar. Falta una semana para el reinicio de curso. Sé que todos trabajan ahora en sus investigaciones. Antiestructurados, estructurándose. Intento pensar en algo que se pueda hacer sin preparar, en el momento. Un experimento.
3 Comentarios:
Nunca me gustaron los experimentos, esos que por sorpresa me intranquilizan rompiéndome los esquemas de lo que se espera de una clase. Al menos si tal experimento sucedise, ya no seria por sorpresa. Me inquieta lo que se sale del marco estructurante de lo cotidiano en los distintos ámbitos de la vida académica. ¡Menuda incertidumbre!.
Mónica, ¿vas a experimentar con nosotros? ¿Sabías que hay sitios que pagan a sus cobayas, no? Pero bueno, si es en pro de la antropología yo por lo menos me ofrezco sin cobrar nada, jejeje.
Por cierto, este año mi amigo invisible me ha traído un Gato Collejas, y eso que no lo pedí :D
jajaja... estoy pensando algo verdaderamente maligno, juaaaaaaa...
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